Al ver tu vestido rojo
me volví loco, muy loco
porque era un alta costura
que compraste con mi nómina.
Quise matar al diseñador
de la tela que me volvía loco.
Quise cantarle una copla
al barrendero del soplahojas.
Quise quemar en el microondas
las cartas de mi primera novia.
Yo estaba loco y tú sonreías
dentro de un vestido talla 38
sin importarte el gasto en loqueros
que tendría tu fiel esposo.
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