Estamos todavía en época de nieve. A mí no me gusta esquiar, pero siempre me apetecen unas vacaciones de montaña. En las montañas se respira aire puro. Lo comprobamos en nuestra segunda estancia en Edelweiss, Camprodon, Girona. Camprodon es una pequeña ciudad al lado de la frontera con Francia. Edelweiss es un pequeño hotel rural ubicado en un edificio modernista. Cuando llegas te impacta la fachada. Su interior tampoco te deja indiferente.
Mis hijas pensaban que estábamos en un museo. Las maderas barnizadas de las paredes y los plafones, los cortinones de cretona vistiendo las ventanas de los salones y el maravilloso vestíbulo de recepción te hacían pensar en un museo. Todo estaba impoluto. Los mármoles venecianos parecían recién colocados. Entrabas en el cuarto de baño y te recibía una grifería dorada de la que no se encuentra en los alojamientos hoteleros más comunes.
Nos dieron dos habitaciones maravillosas. Los muebles se veían lujosos. Mi marido decía que eran meras imitaciones de muebles caros. Yo los encontré perfectos. Las cortinas tenían un grosor que impedía que los primeros rayos de sol de la mañana te despertaran. La decoración de nuestras habitaciones era muy inglesa. Mirabas los floreados de los tapizados y tu cabeza se iba a las casas de la campiña inglesa. Las habitaciones no son todas del mismo tamaño. Las hay más grandes y las hay más pequeñas. La nuestra era de las más grandes. Somos un matrimonio que necesita espacio para ser feliz.
Os recomiendo Edelweiss, un alojamiento en la montaña de Girona ideal para unas vacaciones en la nieve. Tuvimos la suerte de tener un paisaje nevado. Aún así nos animamos a dar una vuelta por los alrededores andando cuando paró de nevar. Mi marido quería ver los chalés eclécticos de estilo modernista. Le encanta ver casas que no puede comprar. Llegamos al Pont Nou, un puente sobre el río Rer, y dimos la vuelta para el hotel. El segundo día de nuestra estancia dimos otra caminata por los paseos arbolados de Font Nova y Sant Maristany. Los alrededores al Edelweiss, Camprodon, Girona, son preciosos.
También os recomiendo el desayuno de este alojamiento en Camprodon. Es un desayuno con buen pan de la tierra, una bollería artesana deliciosa y un café que repites de lo bueno que está. Mis hijas no se quejaron de comer sano. Cuando el desayuno sano está rico, te olvidas de la bollería industrial que le pides a mamá en casa.
Mis hijas pensaban que estábamos en un museo. Las maderas barnizadas de las paredes y los plafones, los cortinones de cretona vistiendo las ventanas de los salones y el maravilloso vestíbulo de recepción te hacían pensar en un museo. Todo estaba impoluto. Los mármoles venecianos parecían recién colocados. Entrabas en el cuarto de baño y te recibía una grifería dorada de la que no se encuentra en los alojamientos hoteleros más comunes.
Nos dieron dos habitaciones maravillosas. Los muebles se veían lujosos. Mi marido decía que eran meras imitaciones de muebles caros. Yo los encontré perfectos. Las cortinas tenían un grosor que impedía que los primeros rayos de sol de la mañana te despertaran. La decoración de nuestras habitaciones era muy inglesa. Mirabas los floreados de los tapizados y tu cabeza se iba a las casas de la campiña inglesa. Las habitaciones no son todas del mismo tamaño. Las hay más grandes y las hay más pequeñas. La nuestra era de las más grandes. Somos un matrimonio que necesita espacio para ser feliz.
Os recomiendo Edelweiss, un alojamiento en la montaña de Girona ideal para unas vacaciones en la nieve. Tuvimos la suerte de tener un paisaje nevado. Aún así nos animamos a dar una vuelta por los alrededores andando cuando paró de nevar. Mi marido quería ver los chalés eclécticos de estilo modernista. Le encanta ver casas que no puede comprar. Llegamos al Pont Nou, un puente sobre el río Rer, y dimos la vuelta para el hotel. El segundo día de nuestra estancia dimos otra caminata por los paseos arbolados de Font Nova y Sant Maristany. Los alrededores al Edelweiss, Camprodon, Girona, son preciosos.
También os recomiendo el desayuno de este alojamiento en Camprodon. Es un desayuno con buen pan de la tierra, una bollería artesana deliciosa y un café que repites de lo bueno que está. Mis hijas no se quejaron de comer sano. Cuando el desayuno sano está rico, te olvidas de la bollería industrial que le pides a mamá en casa.
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