Cuando se procede a la ejecución de la cimentación de cualquier construcción, debe hacerse una excavación que retire el humus, es decir, la capa superficial de la tierra vegetal.
Posteriormente, se realiza el desplante sobre una capa de terreno considerada resistente. Puede ser de tipo arcilloso, volcánico, conglomerado talpetatoso o roca fija.
Es aconsejable que esta capa sea superior al nivel de aguas freáticas. De esta manera la excavación se ejecuta sin necesidad de drenajes ni bombeos. También es conveniente evitar terrenos en los que haya raíces profundas de árboles o troncos.
De haberlos, tendrían que ser retirados. Los huecos se rellenarían con un material resistente (grava, cascajo, piedra, tierra arcillosa). Nunca se deben rellenar con tierras vegetales o con materiales que lleven residuos orgánicos porque acabarían descomponiéndose y produciendo capas de resistencia menor, con los consiguientes hundimientos.
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