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jueves, 14 de marzo de 2019

Cómo tener un jardín bien cuidado en tu casa



Estoy muy contenta con el Kit 3 tijeras jardín Mercagreen que compré en un centro comercial. Mi marido no quería comprarlas. Siempre dice que las herramientas de jardín y de huerto que venden el las grandes superficies lo dejan todo por desear. Hay que ir, dice mi santo, a las ferias para comprar buenas herramientas. Yo voy a lo barato. Este kit me salió en 12,95 euros y trae tres tijeras de distintos tamaños. Una pequeña, una mediana y una grande, de esas tijeras que te valen para podar las ramas de los árboles frutales sin subirte a ninguna escalera. la tijera grande es la que más estoy usando. me encanta podar los árboles. Los árboles del jardín de mi casa de campo están podados por mí. Así ahorro mucho dinero en empresas de jardinería.

Las tijeras cortan de maravilla. Tanto la pequeña, como la mediana y, sobre todo, la grande cortan mejor que los cuchillos de mi cocina. Lo llevan todo. Por eso no se las dejo usar a la niña grande. Mi hija mayor dice que quiere ser jardinera, pero lo que puede ser es una niña con un dedo menos si anda con herramientas de mayores. Tendrá que cumplir más años para que yo la deje ser jardinera de verdad.

Os recomiendo el Kit 3 tijeras jardín Mercagreen. La grande tiene los mangos en color azul turquesa. Es la más bonita. La mediana tiene la hoja de corte más grande, bastante más. La tijera pequeña es de esas tijeras para podar setos que encuentras a vender en muchas ferreterías casi por el mismo precio del kit completo. las ferreterías son muy caras. Por eso siempre me paso por la sección de ferretería de las grandes superficies buscando precios más baratos. El dinero no me lo regalan y yo no se lo regalo a nadie. Me cuesta ganarlo.

Del kit mejoraría la tijera pequeña. Tiene unas agarraderas un tanto incómodas. Deberían tener el refuerzo que tienen las otras dos. le haría bonito el refuerzo en plástico negro y las haría más cómodas. Notas mucho el hierro frío en la mano.

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martes, 12 de marzo de 2019

La Casa de Diego Osorio Escobar

Lo pasamos bien en el Pazo de Vilabade en un pueblo que se llama Castroverde. Está en la provincia de Lugo. El pazo fue mandado construir en el año 1650 por Diego Osorio y Escobar, el inquisidor canónico de Toledo y virrey de Nueva España. El hombre tenía dinero. Lo pensé recorriendo las estancias de esta gran casa, de muros gruesos y fachada blasonada. Mis hijas querían saber de quién era el escudo. La propietaria del pazo, muy amablemente, le dio todas las explicaciones. Por eso sé quién fue el primer propietario de esta casa grande en la que te puedes alojar alquilando una habitación o las que quieras.

La casa la tienen bastante bien cuidada. Donde no se paran es en el jardín. Es una pena. Lo que podía ser un precioso jardín se queda en una finca extensa de hierba tipo huerta y árboles centenarios. Aquellos árboles que vieron siglos ganaban mucho rodeados por un césped bien cuidado y por algún seto recortado a tijera.

A lo que le hay que dar un diez es a la atención al cliente. Te recibe la propietaria en el patio de columnas del pazo. Yo pensaba que nos había confundido con alguien del Gobierno. La señora nos llevó hasta la antigua lareira y nos estuvo hablando de todo lo que podíamos disfrutar en su casa. Le hice casa en lo de ir a leer a la biblioteca. Me sentí como si fuera una prima de la dueña de la casa. Allí leyendo libros antiguos rodeada por los recuerdos familiares de la dueña estaba totalmente integrada en su familia.
Mi marido, en cambio, estuvo más tiempo encerrado en nuestra habitación. Quería trabajar con su portátil sin verse rodeado por extraños. Yo creo que era que se sentía como en la casa de su madre. El mobiliario sencillo de época le recordaba a mi suegra fijo. Lo mismo puedo decir del suelo de madera de la habitación. A la madre de mi esposo le encantan los suelos de tarima. La cama era de forja, igualita a las que compra mi suegra para todas sus habitaciones. Las mesillas de noche, una a cada lado de la cama, eran igualitas a unas mesillas que había en la casa de mis abuelos. Las habían comprado justo antes de la Guerra Civil española. Lo que sobraba, y así se lo dije a la dueña del pazo, era una cortina que había colocado detrás del cabecero de la cama. Pensé que había una ventana, pero no. La cortina, según la señora, estaba allí para hacer juego con la colcha de la cama. Y allí quedó. No hubo manera de convencerla para que se la llevara. Tuvimos que dormir con un cortinón estampado detrás de nuestras cabezas. Menos mal que estaba limpio.

Os recomiendo el Pazo de Vilabade en Castroverde, Lugo. Es un pazo muy gallego. No es lujoso, pero encuentras un mobiliario de época y unas lareiras que te enamoran. Yo volvería sólo para leer en su biblioteca. Me gustaron mucho los recuerdos de la dueña de la casa entre libros sobrados de polvo. Es una buena idea enmarcar las fotos de tu familia para que la disfruten tus huéspedes.

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miércoles, 6 de marzo de 2019

La Casa del Marqués de Santillana del Mar


A mi marido le gusta mucho Santillana del Mar y estaba loco por pasar unos días en el Hotel Casa del Marqués de Santillana porque tiene cinco estrellas. Mi santo ve un cinco estrellas y quiere entrar a disfrutarlo. La verdad es que no había mucho que disfrutar. No sé por qué le han dado la quinta estrellas. Supongo que será por su buena ubicación en el centro del pueblo, en la calle Cantón, y porque el edificio es del siglo XIV.

El hotel es pequeño. No es más que una casona solariega en la que en su día vivieron unos ricachones de Cantabria que eran marqueses. Debían ser muy religiosos. De otra manera no hubieran aguantado aquel ruido de las campanas a todas horas. A mí me agobió un poco tanta campana. Despertaba con el ruido de las campanas. Sabía la hora pro el sonido de las campanas. No me hacía falta reloj.

El vestíbulo del hotel me pareció chulo con su papel pintado. Recuerda las paredes regias de los antiguos palacios. La decoración rústica afrancesada está presente por toda la casona. Hay mucha madera pro todas partes. ¿Y qué decir de las alfombras? en mi vida había visto más alfombras. Las había de todos los tamaños: pequeñas, grandes, medianas. Los colores también eran variados. Tuve que pedirles a los de recepción que quitaran alfombras de nuestra habitación. No me gustan. Se veían limpias, pero no, yo no aguanto tanta alfombra. Mi marido se fijó en que no había flores. No sé por qué asocia las alfombras con los floreros. Debe ser porque en casa no hay ni alfombras ni flores en ninguna habitación de dormir.

Os recomiendo el Hotel Casa del Marqués de Santillana pese a que no merece la quinta estrella que tiene. Con cuatro estrellas ya estaría sobrado. También os recomiendo coger una habitación de la primera planta. Son las mejores. La nuestra era grande y luminosa. entraba la luz a raudales por las ventanas ojivales que daban a un jardín verdoso muy bien cuidado.

Lo que no me gustó nada fue el desayuno. No estaría nada mal para un hotel de menos estrellas. La bollería industrial estaba blandita. En el desayuno no se paran. Deberían al menos quitarles el plástico a los bollos. Me contenté pensando que este hotel debe ser el cinco estrellas más barato de España. Mi marido quedó contento con el precio.

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Mis vacaciones en la casa de los Marqueses de Santo Mauro


Los ricos siempre vivieron bien. Lo pensé cuando me alojé en el Hotel AC Santo Mauro en Madrid. Está en un palacete de los duques de Santo Mauro. Lo construyeron en el año 1894. Sigue teniendo la misma fachada cremosa de sus inicios con las líneas típicas del clasicismo francés que ves en otras casas de la calle Zurbano, una calle llena de delegaciones diplomáticas y despachos de alto standing, en pleno barrio de Chamberí. Este barrio fue el preferido por la nobleza del siglo XIX para construir us mansiones.

De aquellos lejanos tiempos el Hotel AC Santo Mauro en Madrid conserva un jardín de mil metros en el que además de un cuidado césped se ven setos bien recortados, hortensias, rosales, eucaliptos y espigados castaños de Indias. Aproveché para coger unas cuantas castañas. Dan suerte, según dice mi madre.

Dentro del hotel encuentras una decoración a la altura de su fachada tan parisina que se explica sobre todo por su arquitecto: Louis Legrand. Artesonados, esgrafiados de influencia modernista, muebles tapizados de diseño. Espero poder alojarme algún día en una de las suites que han instalado en las antiguas caballerizas. Tuve que contentarme con una habitación de la estancia principal.

Lo que sí disfruté fue la sala de reuniones que hay en la antigua capilla. Iba justo para una reunión en esa sala. Por eso me alojé en el hotel. me gusta tener todo a mano para no perder tiempo y me podía permitir pagar el capricho. No es un hotel barato. Aprovechjé para hacerme unas fotos en la espectacular escalinata con pasamanos de época. Las fotos volvieron locas a mis hijas. Como dice mi marido, tenemos que llevarlas un día al Hotel AC Santo Mauro en Madrid. Las niñas no hacen más que preguntarme por todo lo que vieron en las fotografías que tomamos el grupo de amigas en ciertas estancias del hotel.

Os recomiendo el Hotel AC Santo Mauro en Madrid. No debes perderte la piscina que está en el sótano bajo una bóveda de gres verdeagua. Me recordó los baños romanos. El hotel está muy bien ubicado. Yo aproveché para ir a pasear al jardín Botánico mientras mis amigas se acercaban hasta el palacio Real. El Jardín Botánico siempre es muy relajante para mí cuando estoy sola.