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sábado, 13 de abril de 2019

Cómo limpiar los cristales de tu casa



Después de probar otros limpiacristales siempre vuelvo a comprar el Cristasol Limpiacristales 500 ml de toda la vida. Es el limpiacristales que mejor me deja los cristales de las ventanas. Es sencillamente de diez. Con Cristasol limpio cristales de ventanas, espejos, el cristal de la mesa del comedor y hasta lo tengo utilizado para limpiar los azulejos. 

Este limpiacristales es un clásico que no defrauda. Ya lo utilizaba mi abuela. Mi madre siguió comprándolo. Y ahora somos las nietas las que seguimos metiendo en la cesta de la compra el famoso Cristasol. Es muy fácil de encontrar. Lo venden en todos los supermercados y grandes superficies. Lo siguen comercializando en el mismo envase azul que cierra con un tapón de plástico del mismo color. En la etiqueta negra viene el nombre del producto en letras amarillas. Casi deberían modernizar un poco el envase. Cansa echar mano al mismo envase durante décadas y décadas. Supongo que mantienen el diseño del envase para hacernos comprender a los compradores que estamos llevando para casa el mismo Cristasol que compraban nuestras madres y abuelas. 

Os lo recomiendo. Me costó la última botella que compré 1,10 euros. Lo compré con oferta. Te ahorras unos céntimos de supermercado a supermercado mirando precios. El libro de Cristasol me salió a 2,20 euros. No me sale muy barato porque uso mucho. Enseguida termino la botella cuando estoy en casa porque soy una maniática de la limpieza. No hace falta echar mucha cantidad para limpiar cada cristal, por supuesto, pero servidora echa en abundancia. No echo más porque el Cristasol tiene un olorcillo que se hace notar. Enseguida sabes cuando te estás pasando con las cantidades que pones en cada ventana para dejarla limpias como las patenas. 

Mi madre lo mezclaba con agua. Es más tacaña que yo. No os recomiendo hacerlo. El cristasol mezclado con agua no es lo mismo. La que piense que ahorra se está engañando.

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martes, 2 de abril de 2019

Viviendo en un pazo gallego con mi suegra



A mi suegra le gustó mucho el Pazo do Sador en Arzúa, La Coruña, un pazo que ha sido rehabilitado en un pequeño hotel con encanto. Nosotros estuvimos alojados allí coincidiendo con la boda de una prima de mi marido. Lo pasamos bien en este pazo de estancias austeras y madera noble por doquier. 

Nos dieron una habitación amplia, luminosa a su manera. Las luces eran indirectas. Estaban ocultas tras las molduras del techo. De día tenías una luminosidad considerable que entraba a raudales por las ventanas. De noche la luz quedaba tenue, cálida. Las paredes estaban pintadas de cal blanca, igual que las del resto de estancias del pazo. Había mucha piedra vista, no en nuestra habitación, pero sí en otras, y en las estancias comunes tipo salón ni te cuento. Los suelos de las habitaciones eran de tarima. Los juegos de baldosas se limitaban a los pasillos. Lo mejor de la habitación eran sus vistas al valle. 

Mis hijas se animaron a meterse en la piscina. Casi me dio un patatús cuando las vi chapoteando. Hacía calor, pero el agua estaba congelada. Yo no las hubiera dejado. Fue mi suegra quien les dio permiso aprovechando que yo estaba ultimando los preparativos de la boda de la prima con la novia. 

El pazo está muy limpio. El agua de la piscina, por ejemplo, se ve cristalina. Fue una de las piscinas más limpias que vi en mi vida. Nuestra habitación y el cuarto de baño también estaban limpios como los chorros del oro. Hay que felicitar a las que limpian en Pazo do Sador en Arzúa, La Coruña. 

Os lo recomiendo. Nosotros lo pasamos muy bien tanto en la boda de la prima como dando paseos por los prados de los alrededores del pazo. Está a seis kilómetros de Arzúa. Dos días antes de la boda hicimos un viaje hasta Sobrado dos Monxes. Te queda a unos 22 kilómetros. En coche pronto vas y das la vuelta.

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lunes, 1 de abril de 2019

Lo que no falta en mi casa

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Últimamente estoy obsesionada con los espacios. Por eso me fijo mucho en que todo lo que compro para la cocina sea apilable. El BRA Prior Set de 3 sartenes (aluminio fundido antiadherente, con dos salvamanteles Safe Verdes, 18, 22 y 26 cm) lo compré porque las tres sartenes son apilables. Las puedes poner una encima de otra y ahorrar espacio en el mueble de la cocina en el que las guardes. 

Otra característica de estas sartenes que determinó mi compra fueron sus mangos ergonómicos de quita y pon. Estoy cansada de los mangos de las sartenes que en vez de adaptarse a mi mano se tiene que adaptar mi mano a ellos. Estas sartenes no te cansan nada la mano. Yo utilicé la mediana para hacer filloas este carnaval pasado y daba gusto hacer las filloas con ella. Hice un plato hasta arriba en casi dos horas sin notar cansancio en la mano. 

Para hacer la tortilla de patatas siempre utilizo la grande. Nos encanta la tortilla. Si haces una pequeña no llega para nada en mi casa. Por eso siempre hago la tortilla grande aunque estemos solos mi marido y yo. La tortilla en mi casa se devora literalmente. 

El recubrimiento antiadherente de las sartenes es fantástico. No notas que se le vaya con los usos como me ha pasado con sartenes que acabé tirando porque con los usos habían pasado de antiadherentes a adherentes a todo. Una sartén cuando deja de estar perfecta hay que tirarla. Yo las fregoteo tras cada uso. Es la mejor manera de alargarles la vida útil. Por muy antiadherentes que sean si las dejas sin fregar, son más difíciles de fregotear pasadas las horas. Las puedes meter en el lavavajillas, por supuesto. Te quedan igual de perfectas que si las fregoteas a mano. 

La única desventaja que les encuentro es lo mucho que pesan. Cuesta darle la vuelta a la tortilla de patatas. Pero el peso es un problemas de todas las sartenes. Mi madre tenía en casa sartenes muy ligeras cuando yo era pequeña. Su precio tampoco es una ventaja: cuestan 99 euros. Te cobran bien cobrados el aluminio, la silicona que traen para que no se rayen y los mangos ergonómicos.



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Hemos metido en nuestro cuarto de baño una nueva bañera: la Bañera Diane Exenta, una bañera que puedes colocar sin hacer obras, cosa que valoramos mucho. Tanto mi marido como yo odiamos las reformas en casa. Por eso nos decantamos por remodelaciones donde los albañiles no tienen casi nada que hacer. 

Esta bañera es de las más caras que hay en las tiendas. Es una bañera fabricada en acrílico. Sus medidas son de 170 x 80 cm. Hubiera preferido que fuera más grande. Poco baño relajante te puedes dar. Tampoco la podía comprar mucho más grande porque el espacio libre en el cuarto de baño para instalar una bañera no era muy grande. Los que vivimos en pisos de pocos metros tenemos que optar por objetos minúsculos. Habrá que esperar a que nos toque una Primitiva para tener un palacio en el que nos quepan las bañeras de princesa que tanto me gustan. 

No me quejo. La Bañera Diane Exenta es preciosa. Tiene un color tan blanco que parece un plato recién comprado. Yo la limpio tras cada uso. Espero que se le conserve el color muchos años. No es una bañera para estar reponiendo cada año porque su precio es muy elevado. Me costó 799 euros. Mi marido quería comprar una bañera de toda la vida por 115 euros. Lo convencí para comprar la Bañera Diane Exenta diciéndole que nos ahorrábamos una pasta en obras. No había que hacer ninguna albañilería. en la bañera barata había que colocarle unos azulejos cubriéndola. Echabas cuentas y acababa saliendo más cara la pequeña reforma que la bañera que tanto me gustaba a mí. 

Os la recomiendo. La encuentras a vender en Leroy Merlin. Es una pena que no te la vendan con la grifería incluida. compras los grifos que le quedan bien y subes el gasto hasta los mil euros. Yo le compré un grifo que tenía en la tienda como añadido. No me hicieron ninguna rebaja. Decían que estaba bien de precio. Si comparamos los 799 euros que me costó con los 1299 euros que costaba una más grande con forma ergonómica, puede llamarse barata. Se consuela el que compara precios.

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