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martes, 7 de enero de 2020

Habitaciones con vistas a las montañas de Barcelona



El Saint Marçal en Montseny, Barcelona, es un alojamiento perfecto para descansar del mundanal ruido. Está en las montañas próximas a Barcelona. Todos los turistas que estaban en este pequeño hotel rural cuando fuimos nosotros se dedicaban al reposo y a la contemplación del paisaje así como a comer los buenos alimentos que sirven en su comedor.

Yo también me apunté a la relajación. Busqué una tumbona en el jardín a mi gusto y empecé a meditar mirando las montañas cubiertas de vegetación un tanto agreste. Como en todas partes, los montes en Cataluña están un poco descuidados. Lo que no estaba descuidado era el jardín de Saint Marçal en Montseny, Barcelona. La hierba estaba bien cortada y los arbustos muy bien controlados por las tijeras podadoras. Pocas flores había. Se agradecía. Las flores sólo sirven para atraer avispas.

Este pequeño hotel rural de la provincia de Barcelona fue en su día un monasterio. Pero no lo notas. El monasterio lo montaron dentro de las viejas paredes en el siglo XI. Muchos siglos han pasado desde entonces. Como decía mi chico, ya no olía a monje. Se conservan los muros de piedra recia y la estructura austera del edificio primitivo. Un gran acierto. Las paredes barrocas no están de moda. Hoy en día volvemos a lo simple.

En el interior de este pequeño hotel encuentras una decoración rústica fina. Prima la calidad. Lo ves en la buena mantelería que hay en el comedor y en los muebles bien cuidados de estancias comunes y habitaciones.

Nos dieron una habitación pequeña. Pedimos una más grande y no había. Todas las habitaciones eran de tamaño reducido. Por eso acabamos cogiendo dos aprovechando que había habitaciones libres. Yo necesito espacio. Tanto mi habitación como la de mi marido olían a madera y a manzanas. Te sentías como en la casa de tus abuelos. En la planta superior están todas las habitaciones. También estaba el salón de billar. Jugué con mi marido algunas partidas, pero pronto me aburrí. El billar no es lo mío. Mi chico encontró un nuevo compañero para el billar: un viejecito muy simpático que era de la ciudad condal.

Os recomiendo el Hotel Saint Marçal en Montseny, Barcelona. Debes ir. Te reciben con un gran plato de caramelos sobre el escritorio de la habitación. Todo un detalle. Nosotros nos llevamos los caramelos sobrantes para las niñas.

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